miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ambages, dobleces y verdades.

Querida Amiga:

Estoy harto de dobleces y de medias verdades. Hace mucho tiempo que perdí la capacidad de leer entre líneas y de entender el subtexto de las palabras de las personas.
Me iría, sin dudarlo, hasta el fin del mundo con la persona que me dijera las verdades a la cara. Sería capaz de amar sin condiciones a la mujer que me mirara directamente y me dijera "lo que has hecho me ha dolido mucho" o "creo que has metido la pata hasta el fondo" También ansío encontrar a la persona que me diga "Me estás haciendo muy feliz" o "muchas gracias por las cosas bonitas que me acabas de decir" Pero eso sí, a su debido tiempo. Me jode sobremanera darme cuenta pasados meses, o años, de que fuí terriblemente patoso en un momento dado, haciendo daño a la gente que está (o estaba) a mi alrededor. Igualmente me fastidia que no se valoren a su debido tiempo todas las cosas buenas que hago o he hecho.

Sólo he conocido en la vida a dos personas capaces de decir sin ambages todas las cosas que consideran importantes y pertinentes: una es la Princesa y otra mi buena amiga Elena; y me consta que ambas han sufrido mucho debido a esa actitud. Pero han sido solamente unos días. Luego se han ido quedando con la gente realmente importante a su alrededor, rechazando a los demás y librandose de rémoras molestas.

Querida Amiga: ¿Dónde se han quedado las personas sinceras? Espero que me lo puedas decir... Yo no lo sé.

Un beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En la vergüenza. En el orgullo. En la apatía. En el miedo. En la desconfianza. En la hipocresía.
La sinceridad es de otro mundo y hace visitas efímeras cada mucho tiempo.