sábado, 4 de julio de 2009

Belcro.

Querida Amiga.

¿Has visto alguna vez un atleta preparado para tomar la salida?
Así estoy yo ahora. Con un poco más de grasa, desde luego...
Lo que pasa es que cuando suene el pistoletazo, no sé si salir en dirección a la meta, o correr escopetado en dirección opuesta, huyendo de todo.

Así llevo años. Haciendo caso omiso del disparo que me indica la inminencia de la meta, ante la indecisión o la falta de confianza en mis posibilidades.

Ahora está a punto de sonar otro pistoletazo, uno de los más importantes, y no quisiera encontrarme en las mismas.

Pero no sé qué tengo que hacer. Tal vez tú puedas ayudarme.

Me pregunto el porqué de mis dudas, qué es lo que me mantiene en el inicio del camino. Porqué la sensación que tengo es la del belcro, que parece que nunca se va a separar, pero al final con un gran esfuerzo y desgarrándose consigue diferenciar claramente sus dos partes.

Hoy te he visto... Ahí plantado, con las gotas de lluvia insolentes en mis pestañas, muerto de frío y de no-amor, he escuchado la detonación. Una vez más no he sabido que hacer... He pensado en correr hacia tí y decírtelo todo. He pensado en pasar de problemas y meterme al bar.
Cuando has dado la vuelta a la esquina me he dado cuenta como siempre de que ya era demasiado tarde. Me había vuelto a quedar en la línea de salida.

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