sábado, 4 de julio de 2009

Ombligaciones (Sí, sí. "Ombligaciones")

Amiga:

En este momento de mi vida, pienso que me gustaría no tener obligaciones. ¡Qué cómodo! me dirías si estuvieses aquí.

Me gustaría levantarme a las 11, desayunar tranquilamente, encender la caja lista y ver alguna tontería, quizá echar un sueñecito... Comer cuando me entre el hambre, leer un libro, pasear con mi perra... No pensar en nada.

Siempre he pensado que el trabajo debe servir para construir la vida de una persona, pero para mí a estas alturas trabajar no es mas que un irritante paréntesis de diez horas. Un largo sueño en el que no pienso en otra cosa que en terminar. Cuando intento buscar un sentido a mi actividad laboral, sencillamente no lo encuentro, y vuelvo a caer en el letargo de la inercia. No puedo evitar sentirme enfadado por el tercio (o algo más) de mi vida que empleo en tragar asfalto y humos ajenos.

Cuando por fín llego a mi casa, me encuentro con que no tengo más remedio que limpiar, poner lavadoras o irme a la compra con un proverbial aburrimiento.

Luego, la Asociación.

Antaño pensaba que hacer algo por esta sociedad enferma era la mejor manera de encontrar un sentido a mi vida. En cierta forma lo es, pero de pronto, esa actividad reconfortante se convierte en una obligación más. Sobre todo cuando me siento sólo dando gritos en un aeropuerto atestado, en el que sólamente los más piadosos se esfuerzan por pensar que soy un loco bohemio, y me miran amablemente.

Cuando bruscamente aterrizo, son las once de la noche. Pienso que no tengo nada para cenar, que tengo que tender, que tengo que preparar las facturas. Abandono el local precipitadamente, llego a mi casa y no hago nada. Me aburre esta vida de mierda.
Podría llamar a mi madre, o a mi abuelo. Pero no hago nada.

En fín, que se me pasan los años y no lleno este hueco.

Y todo esto porque mis obligaciones no me dejan cumplir mis otras obligaciones. Tengo demasiadas cosas en qué pensar.

Obligaciones. Obligaciones. Obligaciones.

¿No te pasa algunas veces que, a fuerza de repetir una palabra, esta pierde su sentido? Te parece una palabra rara, un conjunto de letras sin significado, un mantra insulso...

Pues ese mantra insulso es mi vida en estos momentos, lo repito una y otra vez sin llegar a ninguna parte.

Si estuvieras aquí me harías mil sugerencias atropelladamente, y yo no vería ninguna plausible. Por fín acabaría la conversación diciendo que ya me lo pensaré, o que se debe tratar de una situación temporal. Es lo que tenéis las mujeres: os esforzáis por ofrecer soluciones, cuando lo único que queremos es ser escuchados y sentir que nos compadecen.
Por supuesto, no tienes mala intención. Lo que pasa es que yo sólo quiero expresar y decirte que mi vida es una mierda. Sólo quiero que me abraces con tu cuerpo pequeño y no digas nada.

Entonces imagino que te digo: "Abrázame con tu cuerpo pequeño y no digas nada. Mañana veré lo que hago."

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